06 junio 2006

Epitafio para una amiga, la anchoa



Lee este Blog en silencio en honor a esta especie aniquilada...

A buenas horas derramando lágrimas por la anchoa después de que nos las hemos comido todas. Ha sido una engullida masiva y colosal y sin pararnos a calcular las que quedaban para, de esa forma, prever cuánto tiempo les restaba a las que salían indemnes de la captura y así pudieran reproducirse, precaución harto necesaria si además las deliciosas anchoas habrían de multiplicarse a la misma marcha imparable de nuestras insaciables tragaderas.

Hemos tragado demasiadas. Se acabó la euforia. Un día no muy lejano quizás el carnavalesco 'entierro de la sardina' adquirirá también la solemnidad de las fechas especiales en que se conmemoran grandes pérdidas sufridas por desmanes varios a través de la Historia. ¿Te acuerdas cuándo comíamos anchoas?, podremos decir en el futuro los que todavía las disfrutamos en su agonía, de los últimos vestigios de una delicia del mar agotada por el inagotable afán depredador del mismo ser viviente que, por un lado, las degusta y canta sus excelencias como manjar y, por otro lado, pone en peligro su supervivencia. Empecemos por admitir que los animales tienen una historia. Entonces, la Historia con mayúsculas puede ser contada también siguiendo los pasos a través del tiempo y sus batallas.

PD."Sólo cuando tales el último árbol,sólo cuando contamines el último río,solo cuando mates al último pez,sólo entonces descubrirás que el dinero no se puede comer"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente, me sorprendes... en un mundo que cada día aniquilamos las especies a docenas, valoraremos las cosas cuando no las tengamos. Pero que hacemos cada uno de nosotros para evitarlo... PENSAMOS O ACTUAMOS? Nos sentamos o caminamos...
Mauro

Fernando dijo...

"... solo entonces descubriras que el dinero no se puede comer"
Eso, en el mejor de los casos. La realidad sera mas cruel. Descubriremos que lo que si se puede comer, es el hombre mismo.